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Pobre Gente

Couverture du livre « Pobre Gente » de Fedor Mikhailovitch Dostoievski aux éditions Culturea
  • Date de parution :
  • Editeur : Culturea
  • EAN : 9791041812424
  • Série : (-)
  • Support : Papier
Résumé:

¡Ayer me senti yo feliz, extraordinariamente feliz, como no es posible serlo mas! ¡Con que por lo menos una vez en la vida usted, tan terca, me ha hecho caso! ¡Al despertarme, ya oscurecido, a eso de las ocho (ya sabe usted, amiga mia, que, terminando mi trabajo en la oficina, de vuelta a casa,... Voir plus

¡Ayer me senti yo feliz, extraordinariamente feliz, como no es posible serlo mas! ¡Con que por lo menos una vez en la vida usted, tan terca, me ha hecho caso! ¡Al despertarme, ya oscurecido, a eso de las ocho (ya sabe usted, amiga mia, que, terminando mi trabajo en la oficina, de vuelta a casa, me gusta echar una siestecita de una o dos horas), encendi la luz, y ya habia colocado bien mis papeles y sólo me faltaba aguzar mi pluma, cuando, de pronto, se me ocurre alzar la vista, y he aqui que..., lo que le digo, que me empieza a dar saltos el corazón! ¡Ya habra usted adivinado lo que ocurria! Pues que un piquito del visillo de su ventana estaba levantado y prendido en una maceta de balsamina, exactamente como yo otras veces hube de indicarle. Asi que me pareció como si contemplara su adorado rostro asomado un instante a la ventana y que también usted me miraba desde su gabinetito, que usted también pensaba en mi. Y ¡cuanta pena me dio, palomita mia, el no poder distinguir bien su encantador semblante! ¡Hubo un tiempo en que también yo tenia buena vista, hija mia! ¡Los anos no proporcionan ningún contento, amor mio! ¡Ahora suele ocurrirme que me baila todo delante de los ojos! En cuanto escribo un ratito, ya amanezco al dia siguiente con los ojos ribeteados y lacrimosos, hasta el punto de darme vergüenza que me vea nadie. Pero en espiritu veia yo muy bien, hija mia, su amable y afectuosa sonrisa, y en mi corazón experimentaba sensación idéntica que en aquel tiempo, cuando la besé aquella vez, Varinka. ¿Lo recuerda usted aún, mi angel? ¿Sabe usted, palomita mia, que me parece verla en este instante amenazandome con el dedo? ¿Sera verdad, mala? La primera vez que vuelva a escribirme, me lo ha de decir sin remisión y con detalles.

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